En la primera infancia los problemas de conducta son muy frecuentes, varían en su intensidad y frecuencia. Cuando la frecuencia y la intensidad empiezan a incrementarse, es cuando debemos pedir ayuda.
Para poder entender por qué se están presentando los problemas de conducta, debemos tener en cuenta varios factores: ¿Qué hay detrás de la conducta?, ¿Cuál es la función? (qué busca obtener). ¿Cómo es mi rol y postura ante un berrinche y/o una pataleta?, ¿Cómo intervienen los otros cuidadores? Las conductas NO son azarosas, tienen una función y la clave está en poder entender qué esta pasando, para poder intervenir de forma adecuada y oportuna.
Las conductas tienen una función, estas pueden ser:
TANGIBLES: Es cuando el niño protesta, hace una pataleta o berrinche porque quiere un objeto, porque se le va a retirar un objeto o porque se le bloquea un objeto. Un ejemplo frecuente es cuando se le dice al niño que ya se termino el momento de ver celular/Tablet/tele y se le retira el estímulo. El niño protesta, llora, se tira al suelo, golpea o tira objetos.
ESCAPE: Es cuando el niño quiere evitar que se presente un estimulo desagradable, haciendo que escapemos de la situación aversiva. Por ejemplo: en la hora de la comida, cuando no desea comer lo que se le preparo. En el parque, cuando no desea regresar a la casa.
ATENCIÓN: Aquí la dificultad en la conducta se presenta con el fin de obtener la atención del adulto. Por ejemplo, ver a la mamá a la salida del colegio y tirarse al suelo.
AUTOESTIMULACIÓN: El refuerzo es interno, para el niño es positivo (búsqueda sensorial), es difícil de extinguir, el refuerzo puede ser táctil (buscar tocar una textura o parte del cuerpo propia o ajena), visual (ver una imagen como letras, números, ver rodar las ruedas del coche o girar), auditivos (escuchar un sonido una y otra vez) o vestibulares (saltar, girar y dar vueltas con el cuerpo).
En los niños con Autismo, las alteraciones en la conducta se presentan principalmente por los síntomas nucleares de la condición que son, alteraciones socio comunicativas, comportamientos estereotipados, intereses restringidos y alteraciones sensoriales. Frecuentemente vemos que en el niño hay una no respuesta o respuesta baja en la comunicación o dificultad en relacionarse con otras personas, que, como consecuencia hace que las aproximaciones a otra persona sean inadecuadas (desde lo verbal, hasta lo comportamental). También observamos que, las dificultades en pedir ayuda o comunicarse, puede afectar en la conducta, siendo un factor desencadenante de conductas explosivas.
Otro de los factores que se observan frecuentemente en niños con TEA, es la inflexibilidad al cambio en su rutina o entorno y ruptura de rituales, cuando el adulto interviene en estos factores sin las estrategias y herramientas adecuadas, es cuando vemos que la conducta se ve alterada en mayor proporción.
Otro factor son las alteraciones sensoriales, se ven reflejadas a través de la hipersensibilidad a estímulos sensoriales diversos (ejemplo: auditivos, con sonidos fuertes que abruman), pueden provocar reacciones conductuales extrema en diferentes lugares y circunstancias, que a veces a la familia le es dificultoso poder identificarlas.
Para poder ayudar e intervenir oportunamente es necesario: observar la conducta, identificar la función de la conducta, qué origina la dificultad o pataleta, analizar qué ocurre antes y después de la conducta.
Si notamos que las conductas no adecuadas se incrementan, se intensifican y que las estrategias que utilizamos no son suficiente, es cuando debemos pedir ayuda a un especialista.
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